La alimentación intuitiva o la nutrición de la “no dieta”, es un movimiento que cada vez está cogiendo más fuerza. Por dicha cada vez somos más las personas que entendemos que no hay dietas milagrosas, y que la restricción no nos aporta nada bueno. Pero ¿sabes distinguir entre lo que realmente tu cuerpo necesita y lo que tu mente te pide?
Como sociedad nos hemos separado de la naturaleza, y hemos olvidado cómo interpretar sus ciclos y sus señales. Nos hemos olvidado de cómo escuchar las voces y signos del cuerpo y de nuestro entorno. Por eso es muy común que se confundan las adicciones y los hábitos con señales que nos manda el cuerpo.
La sabiduría innata de nuestra biología
Es cierto que nuestro cuerpo tiene una sabiduría innata, una inteligencia ancestral que hemos heredado después de millones de años de evolución. Pero ¿sabemos cómo acceder a ella? En mi experiencia tanto personal como profesional te puedo decir que en la mayoría de los casos no. Al menos no sin antes pasar por un proceso que nos permita acceder a esa información nuevamente.
Para poder volver a conectar con la sabiduría de nuestras células, con esta la inteligencia corporal, son necesarias dos cosas:
- Aprender a distinguir las necesidades corporales, emocionales y espirituales, de los antojos y las adicciones corporales y emocionales.
- Dejar de consumir alimentos que confunden a nuestro organismo, alterando nuestros niveles de azúcar, cargando nuestro hígado y riñones, alterando nuestro sistema nervioso y generando toxicidad y acidez.
Al inicio no podemos confiar mucho en lo que “el cuerpo nos pide”, especialmente si el cuerpo te está pidiendo carbohidratos simples (pan blanco, refinados, pastelería), chocolate, frituras, carne y productos de origen animal, y/o azúcar. Pero con el tiempo, es posible recuperar esta habilidad y empezar a llevar una alimentación intuitiva que realmente nos beneficie.
Los antojos vs. las necesidades
Tendría que escribir un libro para poder abarcar cada grupo de alimentos y su posible relación con un antojo, una deficiencia nutricional o una necesidad emocional o espiritual. Pero para que veas la importancia de saber diferenciarlos, te quiero dar algunos ejemplos.
Muchas veces cuando el cuerpo nos pide carbohidratos simples (pasta, pan blanco o bollería) lo que nos está pidiendo realmente es ENERGÍA. Los carbos simples nos dan energía rápida, así que es común sentir la necesidad de comer estos alimentos cuando hemos estado restringiendo nuestra dieta (especialmente dietas low carb), o si nuestra energía proviene principalmente de carbohidratos simples, en lugar de cereales integrales y verduras.
Otro ejemplo es cuando el cuerpo nos pide comer dulces (postres, chocolate, confites / caramelos). Generalmente esto responde a una necesidad emocional más que a una deficiencia nutricional. También puede tratarse de un desequilibrio energético, al haber abusado de alimentos extremadamente Yang (carne, mariscos, huevos, sal, quesos curados, cocciones al horno, alimentos secantes y contractivos), o llevar un estilo de vida muy Yang (con mucha tensión, responsabilidad, estrés, seriedad, rigidez…).
El cuerpo puede incluso sentir rechazo por aquello que le es beneficioso, y sentirse atraído por aquello que es perjudicial. Entonces es muy importante que aprendamos a diferenciar si las señales que percibimos se deben a una necesidad real o no. Y para ello debemos primero asegurarnos de llevar una alimentación lo más natural y energéticamente equilibrada posible.
Algunos hábitos alimentarios que interfieren en el correcto desarrollo de la intuición corporal
- Consumir frecuentemente carbohidratos altamente refinados como la pastelería, el azúcar blanco, las harinas blancas… Estos contienen muy pocos o ningún nutriente, y lo que hacen es desregular nuestros niveles de azúcar en sangre lo que lleva a picos de energía y puntos bajos de fatiga.
- Utilizar edulcorantes artificiales, colorantes y preservantes químicos. Estos cuando están presentes constantemente en la alimentación saturan las funciones de depuración del organismo. Además alteran la microbiota intestinal, lo cual impacta nuestra psique.
- Llevar, lo que yo llamo, una “alimentación de péndulo”. Es decir, donde vayamos drásticamente de alimentos extremadamente Yang (carnes, marisco, quesos curados, alimentos muy salados, huevo) a alimentos extremadamente Yin (helados, azúcar, chocolate, alcohol, frituras)
- Restricción calórica y nutricional. Puede llevar al abuso de alimentos pobres nutricionalmente, en la forma de atracones. O a la deprivación de energía necesaria para el funcionamiento de nuestro cuerpo y mente.
- El consumo de lácteos. Son altos en caseína, que al metabolizarse se transforma en casomorfina, y genera adicción.
- Tomar constantemente estimulantes como el café, té negro, alcohol, bebidas energéticas. Nos hacen dependientes a obtener energía de las glándulas suprarrenales, cayendo en un ciclo de picos de energía y fatiga que acaban por desgastar nuestro organismo.
Cómo empezar a reconectar con tu intuición corporal
Mi recomendación es siempre volver a lo que he llamado “alimentación de huerto” En la medida en la que dejamos de consumir ultra procesados, refinados, estimulantes; y cambiamos la “alimentación de péndulo” por una más equilibrada, es que nuestros sentidos se van afinando y empezamos a percibir las verdaderas necesidades de nuestro organismo.
Puedes hacer un periodo de depuración para volver a afinar esa escucha corporal, preferiblemente con alguien que te asesore durante este proceso. Es importante que no empieces dietas depurativas por tu cuenta si no lo has hecho antes.
También puedes llevar un registro escrito de lo que comes durante un par de semanas, y tratar de identificar patrones de pensamiento, conducta, emociones. Este es un ejercicio muy simple que recomiendo a todes mis consultantes, y que revela mucha información valiosa. Si padeces o has padecido de TCA no te recomiendo llevar el registro escrito a menos que lo recomiende une profesional de la salud. En este caso puede resultar de mucha ayuda, pero siempre con el acompañamiento profesional correspondiente.
Si tienes la posibilidad, trabaja junto con una profesional que te enseñe a ir distinguiendo entre tus necesidades emocionales, corporales y espirituales. Y que durante el proceso, te puede ayudar a llevar una alimentación nutricionalmente balanceada que estimule tu intuición y que te ayude a volver a reconectar con tu naturaleza y sabiduría.
Aprender a escuchar nuestras necesidades reales toma tiempo ¿cómo llevas este proceso? Me gustaría que compartieras conmigo en los comentarios.
Con amor,
Ágata