Hoy te quiero hablar sobre la energía Yin en su manifestación de Sagrado Femenino. Para entender la energía Yin, debemos hacerlo siempre en comparación con su energía complementaria, Yang.
Un único origen
La filosofía oriental parte del principio de que TODO es UNO, que hay un mismo y único origen para todas las cosas manifestadas y no manifestadas en el Universo. Es decir, que Yin y Yang no son fuerzas separadas, sino que son las dos caras de una misma moneda. Si quieres saber un poco más sobre cuáles son sus características y cómo se complementan, puedes dirigirte a este artículo. (link)
Como te explico en el artículo que mencioné antes, Yin se ha asociado tradicionalmente con la energía femenina, pero esta energía no es exclusiva de las mujeres sino que está presente en todas las cosas. Hay hombres con una energía Yin predominante, y mujeres en las que predomina más la energía Yang, y esto no se debe a ningún desbalance, sino a sus características propias y únicas.
Yin y Yang no es el género
Me gustaría aclarar que cuando menciono la energía femenina o la masculina, hago referencia a Yin y Yang y no al género, ya que estas energías van más allá de la socialización de género que se ha hecho en nuestra cultura.
Nuestra cultura occidental patriarcal se basa en el binarismo de género, masculino y femenino, para determinar las funciones de los individuos dentro de la sociedad. Al género se le adjudican ciertas características que acaban encasillando a las personas, y esta definición binaria no acepta ninguna variación o combinación en la expresión de género. Esto produce mucha rigidez y una concepción artificial de las potencialidades y la expresión humanas.
Yin y yang están en constante movimiento y comunión, y no puede existir el uno sin el otro. Es por esto que no se puede comparar o reducir al género binario, ya que el binarismo de género no reconoce que en lo masculino hay presencia de femenino, y viceversa.
Yin no es femenino negativo
El Sagrado Femenino es la expresión de la energía Yin en sus características receptiva, expansiva, compasiva, colaborativa, en armonía con la tierra (relaciones de colaboración y no de dominación), conectada con la intuición, que comprende a través de la apertura de corazón y de la sabiduría corporal, más que con la mente racional y el análisis intelectual.
La mayoría de mujeres (cis o trans) tenemos una tendencia natural hacia la energía Yin, pero muchas veces hemos tenido que reprimirla para ser aceptadas, triunfar laboralmente, o simplemente ser reconocidas. Esto se debe a que en la cultura patriarcal todas estas maravillosas características Yin se han juzgado como negativas y como símbolo de debilidad. En muchos ensayos sobre el Yin y Yang encontrarás que se refieren a Yin como energía femenina, negativa y pasiva, y a Yang como energía masculina, positiva y activa. ¡Una visión distorsionada de ambas polaridades!
No podemos seguir asociando la receptividad o la energía femenina con negatividad, la receptividad es necesaria para la siembra de ideas, proyectos, semillas o para la gestación. Y la actividad o energía masculina es necesaria para llevar a cabo las ideas, proyectos, la cosecha y la inseminación. Ambas energías son complementarias y tienen diferentes áreas de acción que mantienen el ekilibrio integral universal.
Volver al Yin, el despertar del Sagrado Femenino
Actualmente el despertar del Sagrado Femenino es clave en la restauración del balance de ambas polaridades. El patriarcado ha generado un desequilibrio en las energías Yin y Yang, basando los valores sociales en el principio Yang. Determinando el valor de sus individuos según su productividad, su apariencia externa y su capacidad de ejercer poder sobre los demás.
Históricamente las mujeres hemos tenido que adoptar características masculinas para poder sobrevivir o triunfar en un mundo gobernado por la energía masculina. Una energía Yang desproporcionada que no está en concordancia con el Sagrado Masculino, sino que ha llevado sus características al extremo.
Tanto hombres como mujeres hemos despreciado aquellas características asociadas a Yin, por considerarlas inferiores. Y aunque esto ha permitido a las mujeres abrirse paso y reclamar espacios que eran destinados solamente para hombres, nos hemos olvidado de la otra mitad de nuestra naturaleza.
Estamos viviendo un momento en el cada vez más hombres y mujeres conectan con la energía Yin, con el Sagrado Femenino. Honrando sus características en lugar de verlas como sinónimo de debilidad, negatividad o inferioridad.
La Tierra necesita del resurgimiento de la energía Yin para poder sanar la sobreexplotación que se ha hecho de sus recursos, y nosotras también la necesitamos para poder dar espacio a esa parte intuitiva, compasiva y conectada con los ciclos naturales que es parte de nuestra expresión como seres completas.
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Con cariño,
Ágata