Seguro que has escuchado la frase de que “los carbohidratos engordan” millones de veces. Bueno, yo estoy escribiendo hoy este artículo para desmentir esta frase.
Primero es importante hacer una distinción entre los carbohidratos de absorción rápida y los de absorción lenta, o carbohidratos simples y complejos, respectivamente. Porque lo cierto es que hay algunos carbohidratos que engordan, pero sería injusto englobarlos a todos dentro de la misma categoría de “carbohidratos malignos a evitar”.
Los carbohidratos simples
Son aquellos que han sido refinados por al industria alimentaria y desprovistos de la mayoría de nutrientes, dejando principalmente azúcares en su composición. Entre ellos se encuentran las harinas blancas, la pasta blanca, el pan, galletas y pastelería elaborados con harinas blancas, el arroz blanco y los demás cereales refinados.
Los carbohidratos complejos
Son aquellos alimentos que aún conservan sus propiedades nutricionales intactas, que no han sido procesados o refinados. Entre ellos están el arroz integral, el bulgur, mijo, cebada, algunas variedades de cous cous, espelta… las harinas integrales, la pasta integral y en en las verduras almidonadas.
Entender la forma cómo reacciona y funciona nuestro cuerpo nos puede ayudar a tomar mejores decisiones para nuestra la salud
El cuerpo asimila los carbohidratos simples de manera muy rápida, y los transforma en azúcares que después serán almacenados en el hígado y convertidos en grasa. En cambio, los carbohidratos complejos son asimilados más lentamente, esto ayuda a que podamos absorber y aprovechar mejor todos los nutrientes. Además de mantener niveles de energía más estables y de no transformar esos carbohidratos en grasas tan fácilmente.
Por eso, no te preocupes de comer carbohidratos, sino de qué tipo de carbohidratos estás consumiendo. Prioriza el consumo de cereal en grano entero como el arroz integral, el mijo, la cebada, la quinoa (aunque sea un pseudocereal), el trigo en grano entero, el bulgur, etc… Pásate del arroz blanco al integral, y consume pan y pastas integrales ocasionalmente y no como base de tu dieta diaria.
Verás como notarás una gran diferencia 🙂